A lo largo de la historia, es sabido que las diferencias entre hombres y mujeres -en particular acerca de su forma de ver y comprender el mundo- encontraron innumerables explicaciones. Lo interesante de El cavernícola, es que desde el principio esta obra plantea una explicación sumamente interesante que justificaría tales diferencias.
El planteo es simple, pero no por ello inverosímil ni de escaso peso: En los orígenes de la humanidad, hombres y mujeres, por razones de supervivencia, tuvieron que asumir roles claramente diferenciados. Ahí estaría la clave que nos permitiría comprender tales diferencias, ya que el desempeño de estos roles, de algún modo, han marcado la mirada y el accionar del hombre y la mujer desde la prehistoria. Y esa huella ha pervivido a través del tiempo hasta nuestros días. Sí, es una hipótesis fuerte, plausible y contundente: hombre-cazador versus mujer-recolectora. Este es el eje alrededor del cual se desarrolla esta fantástica obra.
Se trata de un unipersonal increíble, que sin lugar a dudas se sustenta en un guión sólido; pero es innegable que la obra puede desplegarse en toda su potencialidad gracias a la actuación impecable de Eduardo Morales.
Morales es un actor multifacético que tiene un dominio excepcional del cuerpo, la mirada, la voz y la gestualidad; y por ello logra que a través suyo, durante una hora y cuarto el espectador recorra un camino plagado de situaciones familiares y cotidianas, en las que pueden encontrarse diversos puntos de identificación, llevándolo a uno a preguntarse: ¿Así soy yo? ¿Esto es lo que hago?, incluso a pensar… ¡Qué ridícula! ¡Soy insufrible!; y en el mejor de los casos llegar incluso a entender algo del universo del otro.
Este espectáculo, que se desarrolla en clave humorística, aparece como un espejo que nos invita a reírnos de nosotros mismos frente a nuestras conductas hacia el sexo opuesto, y a comprendernos mutuamente.
La obra concluye sosteniendo que hombres y mujeres somos muy distintos; somos dos miradas opuestas acerca del mundo y de la vida; somos dos modos de hacer, de sentir y de pensar diametralmente diferentes; pero que, justamente, lo que nos diferencia es lo que nos une.
Para agendar
El cavernícola, de Rob Becker, dirigida por Lía Jelin.
Chacarerean Teatre, Nicaragua 5565 (4775-9010). (Teatro bar) Sábados, a las 23.15.
Localidades desde $ 60.-
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